Recuerdos de un Ánima 62

miércoles, 29 de agosto de 2012


LAZOS DE SANGRE 7

-Ya estamos en casa – anunció la abuela cuando entraron cargados por la puerta.
-¿Habéis comprado mucho? – preguntó la madre de Linki.
-No, pero tu hijo necesitaba algunas respuestas.
-Oh – Linki y su madre se quedaron mirando mutuamente. – Estoy muy orgullosa – y le dio un abrazo a su hijo.
-Gracias mamá. Creó que iré a ver a Adrián.
-¿Quién es? – preguntó la abuela.
-Es el hermano de Pedro, un compañero de clase.
-Es el chico de la fiesta de ayer, abuela.
-Ah, entiendo. Si, será mejor que vayas a verlo.

Aún asimilando respuestas y con el sentimiento de alegría de su madre, Linkshandige salió hacia la casa de Pedro y Adrián. Este último estaba sentado en una silla en su terraza, fumando un cigarro. Vivían en una casa unifamiliar en el barrio de La Paz.
-Buenas Adrián.
-Hola.
-¿Y tu hermano?
-Tirado en la cama. Tiene agujetas y aún no se puede levantar.
-Agujetas – dijo Linki para si mismo.
-Veo que tú te has podido levantar de la cama – le comentó Adrián ofreciéndole una cerveza a Linki.
-Si. No ha sido la primera vez que me pasa pero sí la primera en la que estoy consciente – contestó Linkshandige cogiendo la cerveza y sentándose en una silla cercana.
-Bien, eso quiere decir que aceptas tu condición.
-Si. Me ha costado pero mi abuela me resolvió bastantes dudas. Me animó a aceptarlo.
-¿Qué te ha contado? – preguntó Adrián mientras le daba un sorbo a su cerveza.
-Pues la lucha constante de los hombres pantera y los hombres lobo. La atracción irresistible que hay entre esas especies y la supremacía. Nuestras debilidades y sentimiento, y que nuestra transformación se debe a los latidos del corazón, no a la luna.
-¿Te ha dicho algo de las manadas?
-No – contestó Linkshandige extrañado.
-Respecto a lo de la transformación, si, es correcto. Eso quiere decir que puedes controlarlo y transformarte en cualquier momento. Y lo relacionado a las manadas, todos los hombres lobos se reúnen y atacan en manadas, al contrario que las panteras, que pueden atacar en solitario.
-Interesante.
-Si, pero esos capullos que vimos no tienen lo que hay que tener para atreverse a hacerlo. Los lobos están conectados psíquicamente con su manada. Pueden coordinarse para atacar con una simple mirada y sentir cuando alguno está en peligro.
-Eso está bien.
-Si. Pero se necesita un líder que mantenga a la manada bajo observación, bajo control. Ese es el macho alfa. Las panteras no lo tienen. Aunque somos su mayor enemigo, también poseen luchas internas para conseguir el liderazgo.
-Macho alfa…
-Exacto. Cuando el alfa se transforma, toda la manada lo siente, esté donde esté, y si no lo pueden controlar, también se pueden transformar ellos. El descontrol se hace más grande cuanto más cerca está un beta de un alfa.
-Eso quiere decir que tú eres el alfa – comentó Linki al recordar la noche anterior, su transformación al cambiar de fase adrián.

Adrián no contestó a aquello, solo se quedó mirando el cielo, bebiendo su cerveza fresca y pensando.
-Puede, pero no he elegido este camino. – dijo finalmente.
-No te preocupes. Yo te seguiré, donde quiera que vayas – Linki demostró su lealtad y su deseo de formar parte de la manada, estrechándole la mano. Gesto que Adri iba agradecer pero se vio interrumpido por el grito de su madre.
-¡Ayuda, es Pedro!

Algo no iba bien. Linkshandige podía sentirlo, era casi como una premonición.

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