Caretas 2
La
mayoría de las personas que había en la playa eran jóvenes disfrutando de sus
finales de carrera y del verano en general. Eso era algo desconocido para mi ya
que siempre he pasado los veranos con mi familia o mi ex.
-Perdone,
¿me deja pasar? – escuché que alguien me preguntaba en inglés a mi espalda.
-Si,
claro – contesté yo en el mismo idioma. Me fijé en el sujeto en cuestión y era
un joven musculoso, de pelo corto y moreno, ojos marrones y piel clarita.
Llevaba en la mano ese calzado que usa la gente para bucear y unas gafas con el
tubito para respirar.
-Me
llamo Antonio – escuche que me decía aún en inglés tendiéndome la mano.
Antonio… ese nombre no tiene nada de extranjero.
-Ana
María, encantada.
-Vaya,
veo que hemos estado utilizando inútilmente el inglés. – bromeó ahora en
castellano.
-Si,
no se sabe de qué nacionalidad puede ser la gente que hay en esta isla.
-¿Cuánto
tiempo vas a estar de vacaciones?
-Una
o dos semanas, no lo se. He venido… - iba a decir con mis padres, pero me
propuse ser otra persona, alguien… diferente, impulsiva y nada previsora – a
pasar unos días, relajarme y dejarme llevar.
-Eso
está bien. Ahora voy a bucear un rato pero luego si quieres podemos tomar algo
en el bar de hotel, ¿te parece?
-Estupendo.
-¿A
las ocho?
-Allí
estaré – había quedado con un chico, increíble. Subí corriendo a mi habitación
y miré en las maletas algo para ponerme, pero no tenía vestidos. No tenía ganas
de salir con nadie pero… no se, había decidido cambiar a última hora. Tenía que
salir al centro urbano de la isla. Necesitaba un vestido y solamente tenía dos
horas.
No
me convencía ninguno. Demasiado brillantes, demasiado serios, demasiado
informales… pero al final di con uno que era… carísimo.
-Oh,
no.
Bueno,
si hacia el truco de ponérmelo sin quitar la etiqueta al día siguiente lo
tendría que devolver. El plan podría resultar perfecto, o un caos. Tenía que
probar. La nueva Ana tenía una cita y quería estar deslumbrante.
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