LAZOS DE SANGRE 12
-Abuela…
-Si, lo sé. Tengo muchas cosas que
explicarte.
-Pero como…
-Ven aquí, querido. Siéntate
conmigo.
-No lo entiendo –Linki se sentía
confundido.
-Yo pertenecía a un linaje de
hombres panteras, no te he mentido. Tu abuelo era un hombre lobo y en una noche
de luna llena me mordió. Sabes que es la época más delicada para vosotros y más
difícil de controlar. Los genes no nos afectan a las mujeres pero sí si son
contagiados.
-¿Y entonces te convertiste en
licántropo?
-Sí. Los genes de la pantera me
ayudaron a controlarlo y a cambiar a merced.
-Pero yo vi a una mujer joven.
-Si. Eso lo entenderás mejor a
medida que crezcas. La transformación requiere un cuerpo joven ya que una
taquicardia en un cuerpo anciano podría llegar a ser mortal. Las noches de luna
llena son las más ideales para cambiar. La gente mayor creemos en la magia y
gracias a eso tenemos una puerta para que la luna nos ayude a transformarnos.
Nos devuelven la juventud para poder entrar en fase y salir de ella y volvemos
a nuestro estado natural cuando sale el sol.
-Pero esta noche no…
-Este mes puedo cambiar cualquier
día gracias a la luna azul.
-Entonces, ¿siempre has estado
conmigo? Sabías en todo momento lo que me pasaba.
-No. En realidad no pertenezco a tu
manada. Ya tuve yo la mía en su momento. Puedo ayudaros porque estoy conectada
contigo. Tenemos la misma sangre y lo que es bueno para ti es bueno para tu
manada.
-Ya.
-Vamos hijo. Ahora que tu amigo no
puede luchar, tienes que dirigir a la manada y esta noche volverán a atacar.
Hay que prepararse.
-De acuerdo.
Cogió sus gafas y salió a preparar
la comida. Parecía hasta cómico que aquella abuela graciosa a la que le costaba
ver y moverse pudiera ser aquel lobo fuerte y fiero. Pero era así. Su abuela
estaba allí, jugándose la vida por él. Ahora entendía porqué conectaba tanto
con ella. Era una persona especial y esa noche le ayudaría a acabar con las
panteras, a ser un hombre, a ser un alfa.
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