Epifanías de un Ánima 5

martes, 15 de octubre de 2013



Herencia familiar.

Aquella escena dejaba sin palabras a la pobre chica que acababa de quedarse huérfana. Tenía en frente al asesino de sus padres pero su abuela lo protegía. No podía creer que aquella adorable abuelita, el alma por la que Roșu se despertaba todas las mañana, pudiera socorrer a aquella bestia o, peor aún, pudiera ser cómplice de aquel asesinato. Aunque ardía en deseos de venganza, tenía que mantener la cabeza fría para no cometer una estupidez. Alejarse de aquel lugar sería una buena opción. Tenía el factor sorpresa de su parte, pero no imaginaba que la sorpresa se la llevaría ella.

Acurrucada en la rama de un árbol a gran altura y envuelta con la capa roja que le regalo la abuelita, Roșu pasó la noche a salvo de cualquier depredador. Dormir, descansar y despejarse era lo que más necesitaba. En unas horas comenzaría a urdir un cauteloso pero vengativo plan para acabar con todos los canes de la tierra.

-Descansad, chuchos del Averno, lo necesitaréis.

Con estas palabras, Roșu se adentró en un gran y profundo sueño en el que varios lobos de gran tamaño corrían en manadas por el bosque en busca comida. Se movían a gran velocidad y desaparecían en una nube negra. Ella los vigilaba a salvo desde su árbol sin que ellos se percataran de su presencia.

- Roșu.

Una voz familiar aunque lejana hizo que la joven se asustara. Alguien la llamaba. Al darse la vuelta vio una silueta translúcida de alguien conocido, su madre.

-Mamá.
-Toma hija, quiero que te lo quedes. – La voz de su madre sonaba lejana aunque la silueta se le iba acercando poco a poco. Había extendido el brazo y colgando de su mano se encontraba el medallón que horas antes había visto en la boca del lobo albino.
-Pero como lo has…
-Cógelo, cielo.

Roșu extendió la mano. La silueta de su madre se encontraba a escasos centímetros de ella cuando la joven tocó el medallón contenta de poseer un recuerdo de su madre. En el mismo instante que las yemas de sus dedos rozaron la joya familiar, la silueta fantasmagórica de su madre se convirtió en un horrendo y gran lobo rabioso de ojos amarillos. Sobresaltada y con la respiración acelerada, Roșu se despertó. Ya había amanecido en el bosque y ella se encontraba a salvo en la rama. Todo había sido una pesadilla pero, al incorporarse notó algo gélido chocar contra su pecho. Se ahuecó el vestido y ahí se encontraba, el medallón de su madre.

Epifanías de un Ánima 4

sábado, 14 de septiembre de 2013

Herencia familiar.

-¿Qué ha pasado? – preguntó Roșu a sus vecinos al ver su cabaña prácticamente en ruinas.
- No lo sabemos. Estábamos durmiendo plácidamente cuando, de repente, empezamos a escuchar los gritos de tu madre y aullidos dentro de tu casa.

Roșu entró en lo que quedaba de su pequeña morada y vio muebles astillados, colchones rasgados y sangre por las paredes. Algo se había llevado a sus padres o, peor aún, los había matado. Como si se tratara de un subidón de adrenalina se tratara, salió corriendo de la cabaña para buscar algún indicio sobre el paradero de sus padres cuando observó huellas de lobo manchadas de sangre en la nieve. Entre el murmullo y desconcierto de los aldeanos, la joven desapareció en el bosque intentando averiguar algo. No podía quedarse de brazos cruzados. Eran sus padres, su familia, y el responsable tendría que pagar por ello.

Siguió caminando horas cuando vio que las huellas y la sangre se dirigían a un lugar, la casa de su abuelita. La luz de la cabaña de la abuelita estaba apagada pero el cobertizo se encontraba abierto e iluminado. Ruidos extraños y una agradable voz salían de allí.
-¡Cálmate, no pasa nada! – era la voz de su abuelita pero, ¿con quién hablaba?
Sin hacer ruido se fue acercando, poco a poco a la puerta hasta que, por una rendija entre dos tablones consiguió ver el interior. Su abuelita se encontraba en el interior con dos lobos. Uno el que le había atacado aquella vez, cuando le fue a entregar la bolsa de víveres, y otro totalmente desconocido, de pelaje blanco y ojos añarillos cual ámbar solidificado. El tamaño de este nuevo lobo era mayor que el que ya conocía. Parecía algo más joven pero muy asustado y manchado de sangre.

-¡No puede ser! – se susurró a sí misma Roșu. Aquel joven y albino lobo llevaba en la boca la medalla de su madre. Sin duda, era el asesino que estaba buscando pero, ¿qué hacía con la abuelita?

Epifanías de un Ánima 3

jueves, 29 de agosto de 2013





Herencia familiar.

Pasaban los días y el frío azotaba cada rincón del pueblo. El aire agitaba las ramas de los pinos y hacía golpear las piñas con las paredes de los hogares. Ruidos por doquier que sacarían de sus cabales a cualquier persona pero a los que ya estaban acostumbrados los lugareños de Lania. La parta más grande de las casas era la despensa ya que en ella guardaban la leña, cosa muy importante en aquellos tiempos y la comida. La familia de Roșu era la que mejor pasaba el invierno ya que, al ser panaderos, poseían grandes hornos que les calentaban toda la casa y podían prepararse su propia comida. Otras familias como los pastores tenías que cuidar muy bien de sus rebaños ya que, por ejemplo las ovejas generaban una gran lana para hacer mantas para todo el pueblo. Eran muy importantes y podían morir de frío en el invierno o devorados por los lobos. Tenían que salir a pastar y siempre había un depredador acechando.

Había caído la noche y Roșu se encontraba sentada junto a una ventana, con la cortina parcialmente corrida. Sus ojos miraban en dirección al bosque. Aún seguía pensando en aquel enorme y gigantesco lobo que estuvo a punto de devorarla y de cómo cambió de idea tan súbitamente.

- Roșu, la cena está lista.
-Ya voy, mamá. – Corrió la cortina pero en ese segundo que empiezas a apartar la vista le pareció ver a su abuela parada frente a su cabaña, mirándola sin prestar atención al frío pero con una gran peculiaridad. Sus ojos no eran como siempre, brillaban con un rojo intenso.
-¡¿A dónde vas?! – gritaron al unísono sus padres cuando Roșu salió corriendo de la cabaña dejando la puerta abierta.
-¡Abuela! – gritó cuando llegó al lugar donde la había visto pero allí no había nadie. Sólo se escuchaba el viento y los aullidos y gruñidos de los lobos que indicaba una gran satisfacción porque habían conseguido algo para cenar. –No – susurró Roșu. Esa no era buena señal.
-Entra hija, por favor – le suplicó su madre.
-Ya no molestarán más por esta noche – comentó el padre al escuchar a los lobos – Ya tienen su cena.

Esa noche no podía conciliar el sueño. ¿En realidad había visto a su abuela? ¿Era a ella a quien habían capturado los lobos o se habían cenado a algún pobre animal? Idolatraba a aquella pobre anciana y al no poder verla al principio del invierno se había quedado muy preocupada. No quería que el último recuerdo que tuviera de ella fuera a su abuela tosiendo, muy enferma en la cama. Así que, cuando sus padres dormían, se levantó, cogió su capa roja y salió al bosque en busca de su abuela. El camino hasta su cabaña lo recorrió a gran velocidad. Al llegar hasta el último árbol se paró. Salía humo de la chimenea de su abuela.

-¡Querida! Gracias por la comida – le dijo su abuela nada más abrir la puerta.
-¡Estás bien! – contestó con un gran abrazo cuando la vio.
-¿Por qué no iba a estarlo?
-Te había visto esta tarde frente a la ventana de mi cabaña y de repente ya no estabas.
-¿A si? – No parecía sorprendida.
-Sí, y hace dos semanas cuando vine a traerte la cesta de comida no te encontré. Por cierto, ¿dónde estabas?
-En el cobertizo agrupando la leña.
-Abuela, en el cobertizo no había más que un…
No sabía cómo explicárselo.

-Será mejor que vuelvas a casa antes de que se despierten tus padres y ya sabes que madrugan.
-De acuerdo.
-Tranquila, ya ves que todo está bien.
-Cuídate viejita – y se despidió con un cariñoso beso.
La vuelta al pueblo fue tranquila. Roșu pensaba en su abuela, en la conversación llena de incógnitas y en que por lo menos, se encontraba bien. No pudo irse sin mirar de reojo aquel cobertizo. La cerradura estaba intacta, sin ningún rasguño y la puerta barnizada. Es como si no hubiera pasado nada. Algo que no podía decir de su casa. La puerta se encontraba abierta, los muebles destrozados y sus padres habían desaparecido.

Epifanías de un Ánima 2

miércoles, 28 de agosto de 2013



Herencia familiar.

Pasito a pasito, Roșu se iba alejando del cobertizo. A través de la puerta de madera, parcialmente destrozada, se escuchaba una respiración ajetreada, semejantes la excitación que siente un depredador segundos antes de capturar a su presa. Dos puntos rojos se volvieron un rubí intenso cuando aquella cosa, de un salto, se plantó delante de la joven la cual, intentando retroceder, tropezó cayendo en la nieve. Su larga y negra melena cubría toda su cara. Se retiró el pelo y miró a aquella bestia. Parecía un lobo pero tenía el tamaño de un elefante.

Con una gran lentitud y sin levantar las patas de la nieve, aquella bestia se iba acercando a Roșu como si fuera a comérsela lenta y relajadamente. Roșu no se movía, estaba paralizada por el pánico pero, sin previo aviso gritó:

-¡No!

La bestia se detuvo en seco, como si hubiera recibido una orden. Estaba desconcertado, confundido. Cerró los ojos y se escondió en el bosque. Roșu también estaba confundida. No sabía que había pasado ni que la había impulsado a gritarle de aquella manera. Seguía tirada en el suelo con el corazón acelerado y sin saber qué hacer. Lo único que podía, dejare a su abuela la cesta de comida y volverse a su casa antes de que dieran el toque de queda. Estaba preocupada por la anciana pero no tenía en sus manos el poder de hacer algo mas por ella de lo que ya hacía.

De camino a su casa, algo oscuro la invadió, como un escalofrío. El incidente de esa tarde no sería el único susto que tendría aquel invierno. Lo mejor estaba aún por llegar.

Epifanías de un Ánima 1

 

Herencia familiar

Corren rumores continuamente sobre posibles hechos, algunos escalofriantes que por el miedo a verificarlos se convierten en leyendas o cuentos. Un claro ejemplo es ese de una niña con una gran capa roja que al ir a visitar a su abuelita se encuentra con una gran sorpresa y es finalmente salvada por un leñador pero, ¿es eso una historia verídica o sólo una leyenda?

Corría el año 1569 en Lania, un pueblecito muy pequeño cercano a Transilvania, a dos días a pie. La gente de esa región se dedicaba a la caza y cultivo en verano para poder recoger suministros para el gélido invierno. Esa estación era la más temida por los vecinos de esa región ya que el índice de muertes subía en esos meses. Debían resguardarse en casa por dos motivos, el frío y los lobos. Aunque si te dejaran elegir una forma de morir, casi era preferible la de los lobos, se sufre menos.


Roșu era una joven muy bella y trabajadora, ayudaba a sus padres en el negocio del pan y la repostería. Al ser hija única tenía que poner todo su empeño en el trabajo para poder sacarse un futuro y que el negocio de su familia no cayera en saco roto. Todos los inviernos, antes del toque de queda anual en el que todos los lugareños se escondían en sus casas para no salir, iba a visitar a su abuela para llevarle los alimentos necesarios para sobrevivir en esos meses de incomunicación con el mundo exterior aunque, todo el mundo decía que esa mujer estaba loca y que por eso se había aislado en esa minúscula cabaña dentro del bosque. Los padres de Roșu no hablaban de ella ni de porqué dejó de hablar con el mundo. 


-Abuela, ya estoy aquí, siento el retraso – Roșu acababa de entrar en la cabaña de su abuela pero ésta estaba vacía, algo poco normal ya que la mujer no se movía del sillón que estaba frente al fuego. Normalmente la encontraba allí sentada tapada con una manta y una toquilla.


Abrió una puerta y otra pero no la encontró. Salió al umbral para ver si su abuela se encontraba en el bosque, pero tampoco divisaba figura alguna. Andó unos pasos cuando oyó un ruido de maderas en el cobertizo. Era de extrañar ya que ese lugar había permanecido cerrado desde su nacimiento y el candado se encontraba oxidado pero en aquel instante se dio cuenta de que el candado estaba en el suelo, destrozado y la puerta tenía cinco marcas alargadas, como de arañazos. Al principio creía que los lobos habían adelantado su viaje, pero luego se dio cuenta que un lobo no deja esas marcas tan grandes. Fuera lo que fuese, se encontraba allí dentro y la estaba observando.

Día de San Jorge

martes, 23 de abril de 2013

394024_231861976904839_155904744500563_482248_122371094_nBuenas tardes Criaturas.

Hoy, 23 de abril quiero felicitar a todos los aragoneses por el día de la comunidad, feliz día de san jorge. ¿Qué sabéis de la historia de este personaje?

La leyenda occidental medieval comienza con un dragón que hace un nido en la fuente que provee de agua a una ciudad. Como consecuencia, los ciudadanos debían apartar diariamente el dragón de la fuente para conseguir agua. Así que ofrecían diariamente un sacrificio humano que se decidía al azar entre los habitantes. Un día resultó seleccionada la princesa local.

En algunas historias aparece el rey, su padre, pidiendo por la vida de su hija, pero sin éxito. Cuando estaba a punto de ser devorada por el dragón, aparece Jorge en uno de sus viajes, se enfrenta con el dragón, lo mata y salva a la princesa. Los agradecidos ciudadanos abandonan el paganismo y se convierten al cristianismo.

Hay otras muchas versiones pero esta es la que más me gusta y la que, sin duda, ha dado origen a muchas historias de princesas y dragones.
Os invito a que busquéis más versiones de este santo cristiano y elijáis vuestra favorita.

Esmeralda Dareka

La magia más poderosa

domingo, 17 de marzo de 2013









Boli y papel

jueves, 31 de enero de 2013

Buenas tardes criaturas.

¿Cómo os va el comienzo de año? A mi de momento bien. Ahora mismo me encontraba escribiendo una de las historias de Recuerdos de un Ánima: "Mundos paralelos" y he decidido tomarme un descanso porque la muñeca comienza a doler y eso es lo que pasa cuando estás inspirada y las ideas brotan más rápido que tu mano.

Muchos direis... ¿Por qué no escribes en ordenador?
Bueno, pues al igual que me gusta leer un buen libro pasando sus páginas, me gusta escribir sobre el papel con un boli. No estoy reñida con los ordenadores, no, pero hay cosas que me gusta hacerlas "a la antigua usanza" o como nos gusta decir a mi padre y a mi: como "toda la vida".

Espero de todo corazón que sigais a vuestros sueños y que esas promesas o dedeos formulados en NocheVieja lleguen a encontrar su destino.

Un saludo.

Esmeralda Dareka

Descarga nueva

miércoles, 16 de enero de 2013

Buenas, Criaturas

Teneis en la web una nueva descarga, el primer capitulo de La Morada Infernal.

http://criaturasdelaoscuridad.com

A disfrutar

Nueva página de imágenes en la web

martes, 8 de enero de 2013

Nueva pagina de imágenes, las más bellas y variadas hadas te están esperando en nuestra web:

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