Recuerdos de un Ánima 10

viernes, 30 de marzo de 2012


INMORTALIDAD DE ALGODON

Amigo incondicional

Humilde confidente

Hermano protector

Amor permanente.

Siempre has estado ahí

Sé que nunca te irás

Mi alma está unida

A tu vida inmortal.

Estás conmigo

Desde antes de recordar

Y vaya a donde vaya

Tú me sigues sin cesar.

En tu hombro he llorado

Abrazada a ti he reído

Tu nariz he besado

Sin escuchar tus mudos latidos.

Tu rostro firme

Vigila la sala

Tu pose inmóvil

Protege mi casa.

No se que haría

Si de mi te alejaras

Creo que moriría

Ni no es que loca me llamaran.

Te quiero

Te adoro

Te amo

Te añoro.

Has velado por mis sueños

Y soportado mis pesadillas

Has visto todos mis cambios

Mis penas, y alegrías.

Solo me queda decirte

Mi querido amigo de algodón

Eres el peluche más querido

Que llevo en mi corazón.

Recuerdos de un Ánima 9

Wolverine village 2
Comenzaba a despertarse y a sentir un gran dolor que le invadía todo el cuerpo, sobre todo la cabeza. Estaba tumbada sobre un montón de polvo y paja. Cassandra levantó la cabeza y vió que estaba encerrada en algo que parecía un calabozo, pero de los del siglo XIV. Se levantó y se dispuso a caminar en dirección a la puerta pero un fuerte tirón en el cuello le hizo retroceder. Tenía un gran grillete atado al cuello, como si fuera un perro. Una gota de sudor le caía sobre la frente, levantó la mano para quitársela pero se dio cuenta de que era demasiado espesa. Sangre. Tenía un golpe en la cabeza.
-¿Donde estoy? – preguntó confundida sin esperar respuesta ya que no había nadie a su alrededor.
-En mi castillo – contestó una voz de ultratumba. Estaba aterrorizada, no sabía de donde venía esa voz ni de quien - ¿Cómo osas allanar mi morada?
-Lo siento, era solo...
-¡Silencio! – se oyó un rugido de un animal y a continuación dijo algo que no iba dirigido a ella – dadle un uniforme y explicadle su trabajo. No saldrás de este castillo niña estúpida, pagarás tu error sirviéndome de por vida.
La extraña figura se fue y la puerta de la mazmorra se abrió, apareciendo bajo el umbral de la puerta una mujer pequeña, con un uniforme negro y blanco.
-Hola querida, no te preocupes, no te voy a hacer daño – tenía la voz muy dulce.
-¿Quién era ese hombre? – preguntó Cassandra mientras se levantaba.
-Es nuestro amo, el señor del castillo. Ven que te cure esa herida.
-Pero...¿amo? ¿Por qué no salís de aquí? ¿Tanto miedo le tenéis?
-Si. No lo conoces, si lo hubieras visto, entenderías todo, además, no podemos salir del castillo. Hay una maldición echada sobre él y nuestro amo. Quien entra aquí, no puede volver a salir a no ser que él te libere, cosa que no ha ocurrido nunca. El tiempo está congelado aquí dentro.
-¿Pero que dices? No creo en maldiciones ni nada parecido.
-Tranquila, ya tendrás tiempo. Por ahora ponte esto y ven conmigo, te enseñaré el castillo – le dio un vestido amarillento de tirantes con algún enganchón que otro y soltándole el grillete la condujo por el castillo explicándole cada habitación, lo que era, cuando tenía que limpiarla y como tenía que dejar las cosas.
-¿Y esta? – señaló al pasar por una puerta cerrada, bastante grande y astillada.
-Aquí no puedes entrar, es zona exclusiva del señor.
-¿Pero qué hay?
-Nadie lo sabe, no podemos entrar, pero juró que aquella persona que entrara aquí, recibiría trescientos latigazos.
Los días fueron pasando y Cassandra, como Cenicienta, limpiaba cada rincón del castillo sin ver ni una sola vez al ser que la había encerrado en él, durmiendo cada noche en aquella mugrienta mazmorra y comiendo las sobras de las comidas de su amo. Era un completo infierno. De sol a sol, dos comidas al día si conseguía llegar a ellas antes de que se quemaran en la incineradora. Frotar arrodillada al suelo, viajes y viajes a la cocina para llenar un cubo de agua...
El tiempo pasaba, y sin calendarios ni relojes, Cassandra ya no sabía la fecha. Pero un día, avanzando por el pasillo más oscuro del castillo oyó un tic-tac a través de una puerta, la puerta prohibida. Se paró a escuchar, pero no había nadie cerca.
-No pasará nada porque entre a echar un vistazo – se dijo para sí misma. Asi que abrió la puerta y entró. La habitación estaba a oscuras, con las cortinas corridas. Solamente un rayo de luz débil asomaba por la esquina de una ventana, alumbrando una estantería con lo que parecía ser álbunes de fotos y recuerdos. En casi todas las páginas aparecia un joven apuesto con una cuadrilla de amigos haciendo excursiones por el bosque, la playa, etc.
-¿¡Qué haces aquí?! – al tiempo que se giraba para ver al individuo que había hablado, pero no le dio tiempo, un fuerte manotazo en la cara la derrumbó, y solo pudo ver unas garras negras en el suelo con bastante pelambrera antes de desmayarse. – Llévatela – es lo último que escuchó antes de perder el sentido.

Redes sociales

jueves, 29 de marzo de 2012


Me gustaría anunciaros que ya estamos en la comunidad de fotolog, facebook y twitter.

Un abrazo a todos.

Esmeralda Dareka

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Recuerdos de un Ánima 8

miércoles, 28 de marzo de 2012


MATEMATICAS
Hola, más, que tal
igual
amistad.
Llamadas por el ordenador, más, llamadas por el teléfono
Igual
emoción
Decisión drástica, más, regalo de cumpleaños
Igual
Viaje.
Fin de semana fuera, más, felicidad
Igual
Relación.
Agobio, más, proyecto de fin de curso
Igual
Te quiero.
Verano, más, apoyo familiar
Igual
Vida en pareja.
Prácticas, más, curriculums
Igual
desesperación.
Llamada, mas, prisa
Igual
Nuevo trabajo.
Cumpleaños, más, feliz aniversario
Igual
Nuevo piso.
Verano, más, estrés
Igual
Adiós trabajo
Sorpresa, más, decisión equivocada
Igual
Pesadillas de por vida.
Octubre, más, fiestas patronales
Igual
Hola trabajo
Navidades, más, apuros económicos
Igual
Evoreth.
Enfado, más, estupideces
Igual
Reconciliación
Cumpleaños, más,segundo aniversario
Igual
Socorro, me hago vieja
Tú, más, yo
Igual
Felices para siempre

Recuerdos de un Ánima 7

martes, 27 de marzo de 2012


Wolverine village
Un año más en el instituto de Wolverine Village en el que Cassandra intentaba, como todos los años, integrarse en algún grupo sin éxito. A sus diecisiete años, Cassandra vivía sola en una pequeña casita a las afueras del pueblo, herencia de sus padres, un matrimonio humilde muertos en un accidente de avión hace tres años. Sus notas eran bastante buenas, excepto en Educación Física. Era todo cerebro y los estudios se le daban bastante bien, pero al ser una persona algo delgaducha, los esfuerzos físicos nunca han sido su punto fuerte, asi que su profesor le sugirió entrar en el cuerpo de animadoras para poder ejercitar sus músculos y conseguir acabar un solo ejercicio.
-Está bien – le contestó al final la jefa de animadoras – ven esta noche a la fiesta que hay organizada en el antiguo solar y decidiremos si puedes entrar en el equipo.
-Yasmine, sabes que nunca he ido a una fiesta...
-papapapá, las fiestas son una parte esencial de toda animadora. Si quieres entrar, ya sabes, a las 10, no faltes.
Bueno, esta vez no era un no, así que algo había avanzado. Esa noche iría a su primera fiesta.
Llegó la hora de enfrentarse a uno de sus mayores miedos, la multitud. Le gustaba integrarse pero pasar un poco desapercibida, por eso la idea de ser animadora no le gustaba, pero tampoco quería suspender.
-Vaya vaya, mirad a quién tenemos aquí, la superempollona animadora. – Yasmine se había tomado unas cervezas de más.
-Ya estoy aquí, ¿habéis decidido ya si voy a ingresar?.
Tras un momento de vacilación, se miraron unas a otras y Yasmine contestó – Sí, vas a entrar.
-Genial.
-Pero, tienes que pasar una prueba más.
-¿Qué prueba?
-Ya sabes que las animadoras tienen que ser decididas y no dudar ante nada. Bueno, vas a tener que pasar una noche en el castillo abandonado.
-Vamos chicas, no estaréis de broma.
-Para nada – pero algunas de las animadoras se empezaron a reír. - ¿qué pasa Cassandrita?¿Tienes miedo a las antiguas leyendas?
-No, pero ese castillo... bueno, está bastante lejos y... hecho ruinas.
-No se hable más – cogió a Cassandra del brazo y pusieron rumbo al castillo.
Una vez frente a él, Cassandra de acercó a la verja. Al tocarla sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo.
-Vamos chicas – dijo al girarse, pero el dedo en la boca de la jefa de las animadoras le indicó que se callara y entrara.
La leyenda decía que un temible monstruo vivía confinado en aquel castillo, sin poder salir de él a cambio de innumerable poder y riqueza. Diversas apariciones han sido asociadas con este lugar y sus habladurías, nadie ha creído en el pero tampoco se han atrevido a acercarse, hasta esa noche en la que nuestra pobre amiga seguía las instrucciones de un grupo de pécoras anorexicas y borrachas para poder tener un cinco en una asignatura. Así que cerró la verja y se fue acercando poco a poco. Una bocanada de viento se levantó en ese momento haciéndoles taparse los ojos a las chicas cegándolas temporalmente. Un chillido de terror inundó el bosque y una tragedia convertida en realidad, o un delito inconsciente de las chicas ahogaría sus conciencias. Se acercaron a la verja para buscar con sus ojos a Cassandra pero había desaparecido, en su lugar había un charco de sangre fresca, aún líquida y el rugido de una bestia hizo que corrieran como nunca lo habían hecho en su vida.
Puede que la leyenda fuera cierta...

Recuerdos de un Ánima 6


VERDADES DOLOROSAS

La vida sigue

Ya tendrás tiempo

Ya te llegara la oportunidad

Y sonreirás mirando al cielo

No te desanimes

No bajes la guardia

Ahora piensa en ti

Y despertarte cada mañana

Estas inútiles palabras

Son las que todos te dicen

Cuando más deprimida estás

Pero de nada sirven

El amor, según los cuentos

Es lo que cura todo

Rompe las maldiciones

Y está lleno de gozo

Pero no es más que una farsa

De historias y novelas

Esto es el mundo real

Y si crees en él, te quemas

Aún recuerdo a aquella reina,

Que dijo con voz acertada

Es mejor ser temida

Que ser amada

Recuerdos de un Ánima 5

lunes, 26 de marzo de 2012


UNA CARCEL CELESTIAL
¿No os habéis preguntado nunca por qué los lobos le aúllan a la luna? Yo si, constantemente, de pequeña, me preguntaba eso cada vez que mi padre se acercaba para arroparme. Me tapaba con el edredón, según él, para mantener el calor corporal, algo muy importante para los críos, me daba un beso en la frente y me deseaba dulces sueños tan brillantes como la luna. Aún recuerdo la noche en la que me explicó la historia, palabra por palabra.
Esta historia data de hace muchos siglos atrás, cuando el hombre creía en la magia, las hadas y los bosques encantados. En aquel entonces, la noche era completamente oscura, sin luna ni estrellas. La única iluminación eran las antorchas en los pueblos y las luciérnagas en los bosques. Y son en estos dos escenarios donde nuestra historia comienza a tener algo de sentido. En una aldea pequeña, habitaba un joven leñador llamado Lucán. Todas las mañanas se levantaba al amanecer para recoger la leña seca del bosque y así, más entrada la noche, poder trabajar en el hogar cortando troncos. Pero una mañana, sin previo aviso, el joven tuvo que cambiar su jornada laboral por otra. La reconstrucción del muro fortificado que separaba a la aldea del bosque. Al vivir tan cerca de un paisaje tan salvaje, los aldeanos no se encontraban seguros, así que decidieron construir un muro de madera que los protegiera de posibles ataques de bestias, pero con el tiempo el muro se iba erosionando con la lluvia y el viento. De ese modo, Lucán empezó a reconstruir el muro dejando para el anochecer la recogida de leña en el bosque.
Una noche, en plena recogida, vislumbró a lo lejos una luz cegadora a medida que se acercaba a ella. Era una luz antinatural, distinta a la que emanaban aquellos insectos tan especiales. Ese destello tan brillante tenía efecto gravitatorio en Lucán que se iba acercando sin poder hacer nada, igual que la fuerza hace que nos mantengamos pegados al suelo. Es preciosa, pensaba ensimismado a cada paso que daba. Pero al ver el origen de aquella luz sintió un escalofrío por todo el cuerpo. Ante él se encontraba la mujer más bella que jamás había visto en su vida. Sus cabellos eran negros y largos hasta los pies, vestía una túnica blanca, brillante y sedosa. Sus ojos eran de un verde clarito, como los juncos recién nacidos y su pose parecía la de una ninfa del bosque. Se encontraba sentada en un árbol talado hace días, mirando como Lucán se acercaba a ella. Parecía que lo estuviera esperando.
-Buenas sean las noches, leñador – saludó al verle con una melodiosa voz.
-Buenas las tenga, mi señora – le correspondió con una reverencia.
-¿Qué hace una diosa como vos sola en el bosque? ¿Acaso es una ninfa?
-No mi buen hombre - contestó con una leve sonrisa ante tal elogio – me llamo Selenia y vivo un poco más allá, en una finca en el interior del bosque, soy hija de Ácarom.
-¿El mago del bosque?
-Si.
-No sabía que tuviera familia, siempre ha sido tan…
-¿Temido?
-Podría decirse que sí. ¿Y cómo es que nunca he visto su belleza deambulando por este bosque?
-Mi padre no me deja salir, nadie sabe de mi existencia, es un secreto.
-¿Por qué, mi bella señora?
-Cree que si alguien supiera de mí, podrían jugar con él y ya no impondría tanto terror como lo hace, no tendría estos lugares y todo lo que habita en ellos bajo su dominio.
-Ese hombre no tiene corazón. Deberías huir, comenzar lejos de él una nueva vida.
-Pero no conozco absolutamente nada más allá del bosque, no se que peligros me aguardan.
-No te preocupes, yo te acompañaré. Dejemos todo esto y fuguémonos. No permitiré que te pase nada malo, mi dulce amapola.
-Estoy segura de que sí.
Y con estas palabras organizaron una romántica y apasionada fuga iniciada por el amor a primera vista de estos dos jóvenes. Era una misión muy peligrosa ya que ese mago conocía muy bien el manejo de las artes oscuras y todo su poder. Todo el mundo que lo conocía lo temía, y si no lo temían, es que no lo conocían.
Pasaron dos noches hasta la elegida para tal hazaña. Reunidos en el mismo lugar que la primera vez, Selenia con una capa blanca con capucha y Lucán con un chaleco de pelo negro salieron montados en un caballo rojizo, el más veloz de aquella aldea, pero no lo suficiente como para escapar de aquel siniestro personaje, el cual se dio cuenta de esa fuga al volver a su morada tras un largo día de recogida de ganancias, fruto del sudor de todos los aldeanos vecinos.
-Deteneos – gritó apareciendo delante de ellos en una nube negra.
-Padre – exclamó sorprendida.
-¿Cómo osas salir de tu casa y más aún para encontrarte con semejante bestia?
-Yo lo amo padre, y estoy cansada de vivir encerrada en ese sótano, solo soy un estorbo para vos y quiero librarle de esa carga.
-¿Estuviste encerrada en el sótano?
-¡Calla escoria! – dirigiéndose a Lucán muy enfadado y seguidamente a los dos. – Esta es la última vez que me desobedeces. Sí eres un estorbo para mí, pero lamentablemente te tengo que mantener junto a mí. Tu madre te dejó en herencia todos sus poderes en vez de dármelos a mí, y si no te tengo a mi lado, no los puedo utilizar, así que no te irás con él.
-Eso nunca, antes prefiero morir que alejarme de él.
-¿En serio? Muy bien querida hija, no te mataré, pero te quedarás encerrada en una cárcel de plata, preciosamente diseñada para ti, querida, lejos de tu querida mascota. Lo podrás ver pero no podrás estar con el.
Las risas de aquel ser pusieron los pelos de punta al pobre leñador que vio como su amada levitaba encima de el en una bola plateada que cada vez se hacía más grande. Se alejaba de él a grandes velocidades hasta que se posó en el cielo, emitiendo tal brillo que iluminaba todo el paisaje a la vista, incluso el que se escondía más allá de la línea del horizonte. Tal era la furia que le provocó la pérdida de su amada, que de un salto con hacha en mano arremetió con el autor de tal aberración.
-Pagarás por esto asquerosa sabandija.
-Típico de un animal, sin modales ni nada en la vida, solo furia e instintos, así que eso es lo que serás – y con un movimiento de muñeca convirtió al leñador en un feroz lobo negro de grandes colmillos, ojos rojos como el rubí y enormes garras – Escúchame bien, canino baboso, la cárcel de tu querida Selenia cambiará de lugar todas las noches, alejándose o acercándose de manera que no la verás tan nítidamente como ahora. Solamente os dejare que os veáis una noche cada 28 días, cuando su prisión esté tan cercana como ahora de manera que la veas por completo, redonda y brillante. Eso si, solo podrás acceder a ella como ahora, convertido en lo que has demostrado ser. Y domina tu furia o harás la transformación permanente.
-De esa manera, mi pequeña Ánchela, nació lo que ahora llamamos la luna y la razón de que los lobos aúllen su hermosura. Lloran por el encarcelamiento de un ser amado, el vivir sin el ser que hace que su existencia tenga sentido.
Esa fue la historia de la luna, los lobos y un amor platónico que nunca pudo ser…
… o por lo menos es lo que creen todos excepto los miembros de mi familia, ya que ese no fue exactamente el final de la historia, y lo entendí al cumplir la mayoría de edad, cuando mis orejas empezaron a crecer de tal manera que el ruido más insignificante era perceptible para mí. Una noche de luna llena, al cumplir los dieciocho años de edad, un cántico proveniente del cielo llegó a mis oídos y al querer responderle me vi apoyada sobre cuatro patas de color blanco, aullando hacia aquella misteriosa figura redonda, de donde, lógicamente, una noche de luna llena cuando se acercaba a la tierra, pudo dejar en este mundo a merced de un lobo rabioso, un precioso bebé fruto de aquel mágico amor, nuestro primer antepasado y del que venimos todos.
La magia existe, aunque muy pocos puedan creer en ella.

Recuerdos de un Ánima 4

sábado, 24 de marzo de 2012

HERMANDADES UNIVERSITARIAS III

Una vez dentro, Morgan y Garen se acercaron a la mesa de los aperitivos donde había un chaval muy tímido y un poco paliducho sirviendo ponche.
-Gracias – le comentó Garen cuando recogió dos vasos, de los cuales le dio uno a Morgan.
-¿Por qué no ponen más luz? – le preguntó Morgan a Garen.
-Ni idea, les gustará la intimidad.
-Psss... – Morgan hizo un gestó de decepción.
-O igual son vampiros – dijo Garen moviendo las manos alrededor de la cabeza como si fuera un chaval con manta imitando a un fantasma.
-Cállate, idiota – le propinó un manotazo en el estómago con una ligera sonrisa.
-¿No tienes sed?
-No.
-Pues yo si y este ponche esta delicioso.
-Anda toma – le dio el ponche y se sentó en una silla - ¿no te gustará bailar no?
-Paso.
-Ufff... menos mal, no quería llevar esta tontería tan lejos – y los dos se echaron a reír.
La noche pasaba poco a poco y la gente del baile iba disminuyendo sin que nadie se diera cuenta. La habitación cada vez estaba menos concurrida y el barullo de las voces al hablar bajaba de intensidad.
-¿Te has dado cuenta de que la gente ya se está yendo? – le comentó Morgan a Garen cuando levantó la cabeza para echar un vistazo a la multitud.
-No la verdad, estaba aquí entretenido con los canapés.
-Tú y la comida, voy al baño un momento y nos vamos, ¿vale?
-De acuerdo, te espero aquí.
Con paso decidido se fue a los servicios, tenía algo de urgencia ya que había estado toda la tarde sentada en una silla sin moverse si quiera. Entró en el baño el cual estaba completamente vacío y en silencio, algo que le ponía los pelos de punta a cualquiera. Se lavó las manos al acabar, cogió el bolso y salió hacia el salón.
-¿Hola? – Garen no estaba donde habían quedado. Miró su móvil pero tampoco tenía ningún mensaje.
-Morgan – una voz a su espalda la llamó, se giró y vio a su hermano.
-¡Peter! ¿Qué haces aquí?
-Fui un momento al baño y al salir mi acompañante ya no estaba.
-Qué raro, lo mismo me ha pasado con Garen.
-¿Tampoco está?
-No.
-Que raro, no es propio de él. Bueno hermanita, vámonos a casa.
Y juntos se subieron a la ranchera de su madre en la que había venido Peter con su amiga. Camino a casa Morgan vio a su hermano extremadamente callado. Siempre buscaba cualquier escusa, gesto o comentario para meterse con ella, pero esta vez no había abierto la boca en todo el viaje.
-¿Qué te pasa? – le preguntó al final.
-Nada.
-De verdad Peter, te conozco, te pasa algo.
-Simplemente que no me han admitido en la hermandad. En este baile nombraban a los becarios y no me han dicho nada, así que estoy fuera.
-Vaya, lo siento – aunque no aprobaba todo ese rollo de las hermandades, sabía que era importante para su hermano y verle tan afligido le afectaba.
-Bueno, ya intentaré entrar en alguna otra.
-¿Pero… pasa algo si no entras?
-Pues que es prácticamente imposible hacer actividades extraescolares si no perteneces a algún grupo y sin ellas no te dan los créditos necesarios para acabar la carrera universitaria.
-Pues si que es una faena.
-Bueno, ya veremos a ver que pasa, no te des mal – y con una sonrisa en la cara le hizo una caricia en la mejilla. Su hermano estaba bastante mal pero agradecía el apoyo que le estaba ofreciendo Morgan.
Morgan….. lo siento. Morgan… perdóname. Morgan…”
Esas palabras correteaban en su cabeza mientras ella daba vueltas incómoda en su cama. En su sueño se encontraba otra vez en medio del bosque pero con el mismo vestido negro que llevó en la fiesta. La espesa niebla le rodeaba y no podía ver a su alrededor, Garen había desaparecido y no encontraba la salida. Por más que corría el paisaje no cambiaba y las palabras la perseguían allí donde iba. Al final, una mano le roza el hombro y las palabras se hacen firmes.
-Lo siento, no era mi intención abandonarte – en ese momento se gira y ve a un Garen extremadamente pálido, con ojeras y encogido, con una mano presionándose el estómago afectado por un fuerte dolor.
-¿Qué te ha pasado? – le preguntó Morgan preocupada.
-Corre – murmuró Garen.
-¿Qué dices? – ella se agachó para escucharle mejor.
-¡Corre! – la cara de Garen se tornó oscura y sus ojos se volvieron negros como la noche. En un segundo, Morgan se levanta completamente envuelta en un sudor frío asustada no por la pesadilla sino por un mensaje en su móvil. Era Garen:
"Lo siento, no era mi intención abandonarte"
Eso era exactamente lo que le había dicho en el sueño. Estaba tan preocupada que sin mirar la hora empezó a marcar su número de teléfono, necesitaba saber si estaba bien, pero unos pitidos intermitentes seguidos de una voz femenina le indicaban que ese número no estaba disponible. Dejó el teléfono en la mesita de noche y al instante otro mensaje recibido:
Debéis marcharos de aquí.
-Me está gastando una broma muy pesada – se dijo Morgan, algo que no le hizo ni pizca de gracia, así que cogió de nuevo el teléfono y volvió a marcar el número de su amigo con el mismo resultado. ¿Cómo puede ser que esté fuera de línea y me mande sms? – Necesito dormir – y tras un ligero bostezo se acostó acomodándose la almohada.
Llegó pronto el fin de semana y los exámenes trimestrales finalizaron con éxito para los dos aunque la preocupación de Morgan no había disminuido.
-¿Lo has visto? – le preguntó a su hermano.
-No, lo siento Morgan.
-Se me hace muy raro que haya desaparecido de la faz de la tierra.
-A mi también, y eso que soy su mejor amigo.
-Chicos – los interrumpió su madre – tengo una noticia que daros.
-¿Qué pasa mama? – preguntó Morgan.
-Me han concedido el ascenso que necesitaba para poder mantener al fin esta casa sin apuros.
-¡Felicidades! – contestaron los dos al unísono. Al fin una buena noticia.
-Hay un pero.
-¿Cuál? – preguntó Peter.
-Es en San Francisco, así que tendríamos que mudarnos. ¿Qué os parece la idea?
-Me parece bien – contestó Peter tras un corto período de reflexión – creo que es la oportunidad que busco para empezar de nuevo en otra universidad, aunque sea a mitad de carrera.
-¿Y tú Morgan? – ahora su madre le miraba a ella, pero Morgan se quedó pensativa, no sabía que contestar, solo recordaba las palabras de su sueño.
-Me parece bien, no nos retiene nada aquí y creo que será lo mejor para los tres.
-Decidido entonces, nos vamos el domingo así que haced las maletas, enviaré esta tarde una carta a vuestros centros explicándoles la situación. Ya tengo las cartas de los nuevos lugares en los que os quedareis estudiando.
-¿Tan pronto? – se sorprendieron.
-Si, no entiendo porqué tanta urgencia pero es lo que me pone en el correo.
-Vale mamá, ahora mismo las haremos – y tras estas palabras, Morgan subió a su habitación para despedirse de su amiga y explicarle todo, que iban a empezar una nueva vida y que se escribirían todos los días.
-¿Tenéis ya todo? – el tono de voz de su madre indicaba nerviosismo ante el nuevo cambio.
-Si – Peter se veía enérgico, con nuevas esperanzas y algo contento pero Morgan se sentía como si un trozo de su corazón se hubiera desgarrado y estuviera encerrado en un lugar de aquella casa.
-Cuanto antes nos vayamos mejor – sentenció dejando la maleta en la parte trasera del vehículo y entrando dentro del coche familiar.
Bip, bip. Mensaje recibido.
Ve a la cocina, es urgente. El mensaje era de Garen.
-Espera mamá, olvidé una cosa – y sin darle tiempo a contestar a su madre, se desabrochó el cinturón y entró corriendo en la casa. Allí encontró a su amigo, tal y donde le decía en el mensaje.
-No quería que te fueras sin despedirme de ti.
-¿Pero porque me abandonaste?
-No quería hacerte daño, el ponche estaba manipulado y no pude evitar acceder a entrar en su hermandad.
-¿Hacerme daño? Pero qué dices.
-Escúchame, este viaje es un regalo que te hago. Tú tenías razón en cuanto a ellos. Son…
-¿Qué te pasa? – Garen estaba muy débil y sus piernas fallaron haciéndole caer al suelo.
-Necesito …
-Sangre – acabó la frase Morgan al ver el rostro transformado de su amigo, su palidez y ojeras con unos colmillos que le sobresalían de la boca.
-Vete.
-Ahora lo entiendo todo.
-Por favor Morgan, vete.
-Mi hermano se salvó de esto…
-¡¡Vete!! Por favor.
-Gracias, nunca te olvidaré – y con un fuerte beso en los labios se despidió de el sabiendo que nunca más se volverían a ver.
-Siempre estarás en mi corazón – susurró Garen al perder de vista a su amada. Nunca aprovechó el momento para confesarle todo lo que sentía por ella pero con sus actos intentaba enmendar ese error, salvándola a ella y a su familia de ese terrible final. Un final que hubiera sido muy distinto si hubiera hecho caso a Morgan, la pequeña y loca Morgan.

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